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7 de junio de 2011

Pero no la oí. Estaba pensando en otra cosa. En una cosa absurda.
—¿Sabes lo que me gustaría ser? ¿Sabes lo que me gustaría ser de verdad
si pudiera elegir?
—¿Qué?
—¿Te acuerdas de esa canción que dice, «Si un cuerpo coge a otro
cuerpo, cuando van entre el centeno...»? Me gustaría...
—Es «Si un cuerpo encuentra a otro cuerpo, cuando van entre el centeno»
—dijo Phoebe—. Y es un poema. Un poema de Robert Burns.
—Ya sé que es un poema de Robert Burns. Tenía razón. Es «Si un cuerpo encuentra a otro cuerpo, cuando van entre
el centeno», pero entonces no lo sabía.
—Creí que era, «Si un cuerpo coge a otro cuerpo» —le dije—, pero,
verás. Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un
campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay
nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi
trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a
correr sin mirar adonde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que
me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el
centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo único que de verdad me
gustaría hacer. Sé que es una locura.
Phoebe se quedó callada mucho tiempo. Luego, cuando al fin habló, sólo
dijo:
—Papá va a matarte.

Fragmento de El Guardian Entre El Centeno.J.D. Salinger